El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, con la finalidad de promover la sensibilización y concienciación entre la población especialmente de nuestros niños así como de la comunidad en general sobre el cuidado y protección del medio ambiente.
La educación ambiental, como algo formal, apareció en 1972 con la Declaración de Estocolmo. En Latinoamérica esta cultura surgió hasta la década de los 80, y se valora la importancia de este tema, informándose de todos los daños que sufre nuestro planeta y cómo se puede revertir el cambio climático y otros fenómenos que están acabando con los ecosistemas del planeta.
Esta celebración tiene su origen en 1975, año en que se realizó en Belgrado el “Seminario Internacional de Educación Ambiental”, donde expertos de más de 70 países analizaron la situación ambiental mundial en el marco de las Naciones Unidas. El resultado de este seminario fue la “Carta de Belgrado", documento que establece la meta, objetivos, destinatarios y directrices básicas de la Educación Ambiental en el futuro.
En si la frase “educación ambiental” fue definida por primera vez por el Dr. William Stapp de la Universidad de Míchigan en 1969, quién buscaba concienciar a la población a través de la educación y deseaba que muchos gobiernos emplearan las energías alternativas para aprovechar los factores ambientales y así no alterar el medio.
El V. Objetivo de Plan de la Patria: "Salvar la vida en el Planeta y Salvar la especie humana" se traduce en la necesidad de construir un modelo económico productivo eco-socialista, basaso en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza.
Esto significa que se formarán ciudadanos y ciudadanas capaces de respetar, proteger y conservar, toda forma de vida, de asumir los impactos ambientales de su actividad, de valorar los saberes ancestrales que expresan armonía entre el ser humano y la naturaleza, de respetar los estilos de vida de grupos y culturas distintas, y de trabajar por el bienestar humano respetando la tierra que heredaremos a las futuras generaciones.
Se trata entonces de generar competencias como la protección, el consumo responsable, el compromiso y la gestión ambiental de manera transversal, tanto en el currículo educativo básico como en los centros de educación técnico productiva, institutos tecnológicos, pedagógicos y en la educación universitaria, para a través de ellos llegar a toda la ciudadanía en general para que participe activamente en la gestión ambiental.